miércoles, 14 de abril de 2010

Carita Feliz

Hoy quiero hablaros de Carita Feliz. Tiene 18 años y toda la vida por delante. Este año he tenido el privilegio de ser su maestra (no me gusta la palabra profesora) y, además, tutora. Viene de vivir muchos fracasos y le albergan pocos motivos. Dice su madre que ha sido "el niño más castigado de la historia" y que, a pesar de los años sin regalos ni celebraciones, nunca consiguió nada bueno de él. Esta semana ha vuelto a clase después de vivir una experiencia tan dura como enriquecedora. Y resulta que cuando sería lógico empezar a pensar que todo está perdido, cuando el transcurso de los días nos lleva a creer que una persona es irrecuperable, cuando se empieza a madurar la idea de hundir a alguien en la más absoluta miseria sólo porque no es perfecto (nadie lo es), de repente, como dice el muy honorable señor Serrano "algo nos rescata del naufragio". Y me gustaría compartir con vosotros la emoción que Carita Feliz ha sido capaz de regalarme estos días con su mirada, con sus palabras, con sus lágrimas... Carita Feliz no deja de ser un loco bajito a pesar de su tan estimada y sobrevalorada mayoría de edad. Él, como otros como él, cargan a diario, como diría otro de mis ilustres maestros, "con nuestros dioses y nuestro idioma, con nuestros rencores y nuestro porvenir". Por eso hay que saber mirar más allá de ese pelo extrañamente engominado, esos pantalones medio caídos, esos ojos tan rojos a veces que nos daría por mandarlos a Proyecto Hombre y esa manera de enviarte muy muy lejos (me abstendré de hacer reproducciones literales) cuando se enfadan... Por eso hay que saber ver que detrás de todas esas mañanas odiosas en que les cuesta un mundo llegar puntuales a clase, hay una persona que sufre, que quiere ser mejor cada día y que busca nuestra ayuda de mil maneras distintas y de forma tan disimulada que, a ratos, parecería lo contrario. No nos empeñemos en dirigir su vidas sin contar con ellos, no les templemos con nuestras frustraciones; ellos serán dueños de las suyas cuando lleguen. Amén.





3 comentarios:

  1. Ay.....Carita Feliz....dicen mucho sus lágrimas, dicen mucho sus sorprendentes, tiernas, duras, emocionantes palabras, pero lo que más dice es su mirada , esa mirada que se cruza con la de una en ocasiones por el pasillo y que busca esa complicidad y ese apoyo.O al menos yo así lo siento.
    Ay....cuantas cosas escondía Carita Feliz, ¿y si no hubiésemos visto más allà?

    Me ha encantado la entrada o como diría una amiga....Me enamora!!

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  2. Supongo que cuanta más inercia se lleva hacia abajo más dura tiene que ser la sacudida que te haga remontar (o te hunda aún más).

    Como dice el título de una canción de Luis Paniagua, "Lo Que Pasa Pasa, Pero Qué Haces Tú Con Lo Que Pasa".

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