jueves, 11 de noviembre de 2010

El Poeta Raro

Miserable Ternura es un libro precioso. Me lo regaló mi amigo Eduard hace muchos años, en una época en que la pasión por la literatura me explotaba en las venas, en que las ávidas ganas por saber me borraban el sueño, en que los pocos años y la sangre joven me inyectaban toneladas de emoción por cualquier cosa. En aquellos días asistía puntual al "Encontre d'Escriptors" que , dentro de las jornadas de "Els premis Octubre" organizaba la Editorial 3i4 propiedad de Eliseu Climent, un personaje destacado en el mundo de la cultura del "nostre país". Allí conocí a Caterina, Cristina, Ernest, Iban, Carles y un sinfín de personas más que, como ellos, no dejaron de ser para mí una fuente inagotable de sabiduría, generosidad y risas, muchas risas y buenísimos recuerdos. Eduard también estaba en ese grupo y, un día, con muy buen criterio y acierto, decidió presentarme a Carlos Edmundo de Ory. Me regaló un libro suyo; barroco, romántico, simbolista y vanguardista. Y el "Poeta Raro" me cautivó. Ayer falleció enfermo de leucemia en su casa del distrito francés de Amiens, pero nos ha legado a todos tantísima vida y tan profundas emociones que es difícil imaginar que ya no esté.
Os dejo con sus palabras, hermosas siempre.

Hipérbole del amoroso

Te amo tanto que duermo con los ojos abiertos.
Te amo tanto que hablo con los árboles.
Te amo tanto que como ruiseñores.
Te amo tanto que lloro joyas de oro.
Te amo tanto que mi alma tiene trenzas.
Te amo tanto que me olvido del mar.
Te amo tanto que las arañas me sonríen.
Te amo tanto que soy una jirafa.
Te amo tanto que a Dios telefoneo.
Te amo tanto que acabo de nacer.



Gracias Edmundo.
Gràcies Eduard.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Para Pablo

Nosotros lo sentimos; Ismael lo escribe... ;-)

"A ti que recién llegas y abres por primera vez los ojos iluminando el mundo con tu mirada. Pequeño y frágil, único como la estrella helada que mece este viento de otoño. A ti que eres recibido con celebración y maravilla, congelando el suspiro mientras tu breve cuerpo apenas llena nuestro abrazo.

Ya lo dije antes pero te lo repito, eres un recién llegado y yo ya soy tu aprendiz. No te recibe el mundo en su mejor momento, aunque tampoco sabría decirte cual fue el mejor. Pero tú, como la llama de un candil temblando entre la niebla, alumbrarás estos días inciertos y harás que el futuro florezca como lo hace el jazmín de mi patio, renovado y fuerte, empeñado en trepar por la vida como la sonrisa ante tu recuerdo.

Somos otros porque has llegado. Y el día que naciste, el otoño nos regaló un sol de primavera. Luego, mientras dormías y soñabas, llovió. Y en aquella lluvia se vertían las lágrimas de todos los que como tú nacieron para dar sentido a estos días borrosos de crisis y lucha.

La edad nos revela los fracasos y los achaques. Pero también verás, pequeño Pablo, que el amor es capaz de rescatarnos del naufragio para enseñarnos que lo mejor está por venir. Robinson, tarde o temprano, descubre unas huellas en la playa y la mirada se vuelve más luminosa.

Bueno, simplemente quería darte la bienvenida y decirte que, al llegar tú, llegaron los refuerzos y sé que las cosas van a ir mejor, que los días y las sonrisas han de ser más radiantes porque tú habitas este planeta, disparatado y maravilloso."

Un beso, pequeñito.